Que hace frío fuera no me lo han contado, y lo que sé es que hay vida. Una situación de desempleo es dura, hemos perdido el “calorcito” que nos acogía, de pronto nuestra zona de confort ha desaparecido y nos encontramos en una zona desolada sin la seguridad de la rutina que nos ofrecía el día a día.
La sensación de inseguridad puede ser fuerte, nuestra autoestima se puede ver afectada, en ello también influirán los motivos de la salida, externos a nosotros como pueda ser un cierre de empresa o ERE, o que impliquen más como un despido disciplinario. Como vivamos este momento dependerá de cada uno. Contar con apoyos familiares, de amigos,… es vital pero somos nosotros quienes debemos hacer un gran trabajo, es importante no engancharnos con la situación, que es la que es, por lo que la reflexión y un buen plan de acción nos ayudarán a pasar página.
Ahora tienes un nuevo trabajo, sólo que este no está igualmente remunerado, así que sustituye tus rutinas profesionales por otras, empieza tu día haciendo ejercicio o dando un paseo, reflexiona sobre ti, infórmate de las oportunidades a las que puedes acceder y cuando estés preparado, mejor antes que después busca. En ello te puede ayudar recurrir al apoyo profesional de un orientador o un coach.
Hay vida, decide cómo quieres vivirla. ¿Es esa tu experiencia?
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