Era bueno, ¡llevábamos tantos años juntos!, ¿y yo ahora qué hago?, hemos compartido muy buenos momentos,…. Este tipo de expresiones corresponden a una pérdida, que también incluye la del empleo, y por eso, como cualquier pérdida tiene su proceso de duelo.
En la pérdida de empleo, incluso coinciden las fases, que pueden solaparse, entre sí:
- Negación. No nos lo terminamos de creer, e incluso puede resultarnos difícil compartirlo con nuestro entorno.
- Enfado, Indiferencia o Ira. En esta fase, se busca la causa, lógica y respuestas a lo ocurrido, encontramos culpables por lo ocurrido y existe enfado con el entorno.
- Negociación. Empezamos a buscar opciones.
- Dolor Emocional. Este dolor trae sentimientos de inseguridad, tristeza, soledad,…
- Aceptación. No olvidamos, pero si aceptamos lo ocurrido y a partir de ese momento somos capaces de ponernos en marcha.
Por eso, durante este tiempo en el que se suceden un millar de emociones. Es mejor darnos un tiempo, tomarlo con calma, buscar apoyo en personas de nuestra confianza, prepararnos mental y emocionalmente e ir a entrevista sólo cuando estemos listos, cuando emocionalmente estemos tranquilos, con la autoestima intacta y nos sintamos, de nuevo, fuertes y seguros profesionalmente, para darlo todo en la entrevista.
Cuando se cierra una puerta se puede abrir una ventana, y de todo ello puedes salir reforzado.
¿Has pasado por esta situación? ¿Te sientes reconocido?